martes, 3 de marzo de 2015

Y SE PARAN LOS PULSOS

Despierta la mañana ataviada
con el camisón de primavera,
perfume de Esperanza
y legañas de devoción.
Despierta la mañana
a golpes de llamador,
cuando aún sueña Cautiva
por los Dolores de una Madre
entregando la vida
que Su vientre engendró.
Y sale Él,
y se paran los pulsos
anudando gargantas
que humedecen las miradas.
Y sale Él,
y retumban en el pecho
los Padres Nuestros
a ritmo de respiración.
El señor de un pueblo,
quien todo lo puede
cargando sobre Su hombro
el infinito peso de los pecados
y las plegarias de la incertidumbre.
El señor de un pueblo,
el eterno Salvador
que incluso al treinta y seis sobrevivió.
Y es que no hay Casaricheño
colmado de fervor
que ante Su mirada penetrante,
no haya oído Su voz (PLK)


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