A los ausentes que ya portaron sus cruces,
De nuevo un duelo te estampa de bruces,
Ante una realidad tupida de flores.
Encalada la eternidad a la que el cielo,
Nos ofrece como motivo de salvación,
Visitamos con gestos de resignación,
Con los lacrimales vacíos de consuelo.
Y en bandadas de remolinos,
Con la fe de los peregrinos,
Que de farol al destino quieren envidar.
Pensando por los caminos,
Siendo hijos, nietos o sobrinos,
Que no se nos olvida olvidar.(PLK)